El sistema escolar no está pensado desde el punto de vista de los deseos, intereses y necesidades de los alumnos sino desde la perspectiva de la sociedad adulta: padres, profesores, autoridades. No hay pues ninguna posibilidad de que éste promueva aprendizajes significativos, gusto por aprender, aprender a aprender. Mejorarlo no basta. Hay que darle vuelta. Se trata de otro sistema escolar.
Por muchas razones, el sistema escolar tal y como ha sido y sigue siendo concebido hace mal a la salud física y mental: de alumnos, de profesores, de padres de familia. Repasemos algunos temas: actividad física (ejercicio), alimentación, autoestima, bullying (acoso escolar), descanso, enfermedades, inseguridad, juego, sueño.
Actividad física / ejercicio
Son ampliamente conocidos y cada vez mejor documentados los beneficios del ejercicio físico para la salud de toda persona y los problemas que acarrea el sedentarismo, sobre todo si se cultiva desde la infancia. Los niños y jóvenes sedentarios son propensos a la obesidad y otros males. El ejercicio no solo mejora el estado de ánimo sino que mejora la cognición, pues acelera el flujo de sangre y de oxígeno hacia el cerebro. El deporte enseña a trabajar en equipo, a comprender y seguir reglas.
Niños y jóvenes son obligados a permanecer durante horas en asientos duros, incómodos, muchas veces destartalados, demasiado altos o demasiado bajos para su edad. Las malas posturas se inician en la infancia y traen problemas serios en la vida adulta.
La Educación Física permite reconocer, mover y ejercitar el cuerpo. Pero Educación Física es una asignatura, no un modo de ser y de aprender en la escuela.
No hablamos, pues, de agregar horas de Educación Física al currículo escolar. Hablamos de percatarse de la existencia del cuerpo, de la necesidad del movimiento para los fines del aprendizaje, a lo ancho del currículo. Demostrado está que la atención y la concentración se dan mejor no en el reposo sino en el movimiento.
La Educación Física permite reconocer, mover y ejercitar el cuerpo. Pero Educación Física es una asignatura, no un modo de ser y de aprender en la escuela.
No hablamos, pues, de agregar horas de Educación Física al currículo escolar. Hablamos de percatarse de la existencia del cuerpo, de la necesidad del movimiento para los fines del aprendizaje, a lo ancho del currículo. Demostrado está que la atención y la concentración se dan mejor no en el reposo sino en el movimiento.